Hemos oído hablar desde hace algún tiempo de las denominadas “monedas digitales” o “criptomonedas”, y de toda la tecnología que las rodea, resumida vagamente en eso que llaman “minería digital”, pero no se han aclarado algunos mitos que se han creado en torno a esta evolución económica que cada vez se hace más presente dentro de la economía globalizada. Por ello, vamos a revisar algunos mitos que se han establecido sobre las criptomonedas, y las realidades que refutan estos conceptos incorrectos.
Mito 1: Son inseguras porque no tienen regulación.
Nada más alejado de esta afirmación. En más de 20 países se ha establecido un marco legal sobre el manejo de criptomonedas, incluyendo la creación de monedas digitales propias, como es el caso de Venezuela y su criptomoneda “Petro”; incluso se ha incentivado el comercio a través de estos medios de pago, facilitando gestiones aduanales o impositivas a aquellos agentes comerciales que las usen.
Mito 2: Sólo son usadas por banqueros o expertos en tecnología.
No necesariamente, porque las operaciones en el mercado de criptomonedas se desarrollan en plataformas muy intuitivas, que no están asociadas a las “bolsas de valores” tradicionales y que, al ir evolucionando, se han hecho accesibles a cualquier interesado en invertir, para lo cual las mismas plataformas brindan las herramientas para conocer y adaptarse al mercado de las criptomonedas.
Mito 3: No se conoce el verdadero valor de ellas.
Como se mencionó, las plataformas de comercio de las criptomonedas informan “en tiempo real” acerca de la cotización de cada una de las cerca de 4000 especies digitales existentes, cuya fluctuación viene dada por la ley de oferta y demanda, como en cualquier bien o “commodities” que se comercializa en las bolsas de valores.
Mito 4: Recuerdan a los esquemas piramidales, por lo que son fraudulentos.
Nada más alejado de la realidad, puesto que, como ya se comentó, su comercialización es directa, sirviendo esencialmente la plataforma o aplicación usada como un protocolo de transferencia segura de fondos; en algunos casos aislados, se han utilizado para legitimación de capitales, pero el mismo protocolo que controla a las operaciones ha servido para identificar y controlar esos casos particulares.
Mito 5: Se pueden falsificar fácilmente.
Debido al proceso con el cual se crean las criptomonedas, mediante los llamados “bloques de cadena” o “blockchain”, son virtualmente imposibles de falsificar. A su vez, las aplicaciones sobre las cuales se desarrollan las transacciones garantizan la veracidad, transparencia y ejecución de éstas.
Mito 6: El mercado de criptomonedas es volátil y puede llevar a la quiebra.
Como todo mercado bursátil, sometido a la ley de oferta y demanda, el correspondiente a las criptomonedas puede sufrir fluctuaciones, pero al contrario de otro tipo de bien comercial, como las acciones empresariales, las criptomonedas cuentan con un soporte digital sólido; todo dependerá de la inversión y la recompensa buscada, lo que implica una gran ganancia o una terrible pérdida.
Mito 7: La información personal puede quedar expuesta.
Al contrario, debido a las características del proceso de transacción que se desarrolla en las aplicaciones y plataformas, la información personal de los involucrados en las operaciones se mantiene segura, lo que garantiza la transparencia de las mismas. El mundo sólo sabrá si has adquirido alguna criptomoneda si lo haces público.
Mito 8: Sólo se pueden conseguir criptomonedas minándolas.
Como ya se explicó anteriormente, la forma ideal de entrar en el negocio de las criptomonedas es a través de las plataformas de comercialización, en las cuales se pueden efectuar transacciones por cualquiera de las monedas digitales existentes. El proceso de “minado”, que involucra el uso de hardware y software muy específico y que al comienzo de la aparición de las criptomonedas era la forma más sencilla de obtenerlas, ha ido quedando en desuso en favor de las operaciones en las plataformas, las cuales pueden hacerse desde montos relativamente bajos.
Mito 9: Para entrar al negocio de las criptomonedas necesito hacer una inversión muy alta.
Como se acaba de mencionar, las aplicaciones de transacción en criptomonedas permite iniciarse con montos relativamente bajos, tomando en cuenta también la cotización de las monedas digitales, puesto que Bitcoin está alrededor de 16.800 $/unidad, mientras que Binance está en 1,0010 $/unidad o Tezos está en 1,01405 $/unidad, por mencionar sólo tres; de acuerdo al portal “investing.com” al 15 de noviembre de 2022. Dependerá de la agilidad como trader, la “vista de águila” o el seguimiento que se le haga al mercado para maximizar el beneficio y evitar pérdidas.
Mito 10: Hablar de “Blockchain” y de “Criptomoneda” es lo mismo.
No necesariamente, dado que las criptomonedas se soportan en la tecnología de “blockchain” para garantizar las operaciones, su veracidad y seguridad, pero esta tecnología también se usa en otros bienes digitales, como los denominados NFTs (acrónimo de “Non-Fungible Token” o “Vale no fungible”, un tipo de activo digital encriptado o incluso la certificación digital de una pieza física).
Mito 11: Toda criptomoneda es Bitcoin.
Aunque Bitcoin sea la criptomoneda más conocida, e incluso se use como sinónimo o referencia, no es la única que existe, aunque sí se lleva el honor de ser la primera criptomoneda establecida en la historia; como se indicó previamente, existen unas 4000 criptomonedas en el mercado, aunque algunas fuentes como la Escuela Europea de Dirección y Empresa (EUDE) ubica esa cifra en cerca de 18000.
Mito 12: No se pueden usar como el dinero tradicional en efectivo.
A través del comercio electrónico se pueden realizar transacciones que involucren el pago en criptomonedas, e incluso en muchos países existen cajeros automáticos que permiten cambiarlos por moneda local o por “moneda fuerte” como dólares o euros, por lo que el uso de criptomonedas como medio de pago está establecido (aunque sea necesario reconocer que a baja escala).
Conociendo la realidad de las criptomonedas, a partir de estos diez mitos mencionados y aclarados, y utilizando las herramientas que brindan las plataformas y aplicaciones más conocidas, es posible hacer operaciones con total confianza, buscando un rendimiento interesante a la inversión efectuada, sin temor a fraudes, pérdidas o fallas en el desarrollo de las operaciones.