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Lo que la economía mundial nos depara en 2023

¿Qué nos depara el panorama de la economía para el año 2023? ¿Estamos a las puertas de una nueva recesión? ¿Cuál será el impacto del aumento de las tasas de interés en los bancos centrales de la mayoría de los países? Un reporte reciente del Banco Mundial hace adelantos al respecto. Veamos.

Antecedentes de una crisis anunciada

Los efectos que produjeron, en primer lugar la pandemia por COVID-19, y luego el conflicto en Ucrania, han tenido una importante incidencia en la inflación, que ha aumentado en casi todo el mundo.  

En Estados Unidos la inflación acumulada en 2022 se estima en 6,8%. Aunque la variación anual del IPC en algunos rubros está por encima de esto; por ejemplo, transporte aumentó 21,2 % y alimentos 10,3 %.

Por otra parte, se estima una tasa de 9,3 % en la Unión Europa y de 8,5 % en la zona del euro. Sin embargo, en septiembre esta inflación llegó a ser de 10,9 % y hasta 11,5 % en el mes de octubre.

Luego, ante esta situación, ha comenzado el debate en torno a la manera como los gobiernos deben intervenir para tratar de contrarrestar la inflación. Así las cosas, el Sistema de la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos, anunció en marzo una primera subida de los tipos de interés.

Del mismo modo, los bancos centrales de todo el mundo han estado subiendo las tasas en 2022. Y se prevé que esta tendencia continúe en 2023. En tal sentido, es posible que el aumento de las tasas de política monetaria mundiales alcance un 4%.

Ahora bien, al incrementarse el costo del dinero, en la práctica esto se traduce en un encarecimiento del crédito. Y con tasas tan altas, no conviene endeudarse. Por tanto, las empresas se ven afectadas, al no poder pedir dinero para hacer inversiones, o tener que moderarse al hacerlo. 

Asimismo, esto afecta a los gobiernos, en cuanto al financiamiento del gasto público, y a las personas en general, que solicitan préstamos hipotecarios, para adquisición de vehículos o para cualquier otro gasto.

Economía mundial en 2023

Se espera que tales medidas surtan algún efecto, al enfriar la economía. Y aunque esto favorece el ahorro, no es bueno para el consumo. Claro está, los resultados de dichas decisiones en materia de política inflacionaria variarán según las condiciones de cada país o de cada región. 

Por otra parte, al disminuir la capacidad de inversión de las empresas, también se afecta la producción, lo que genera un efecto de desaceleración del crecimiento económico. Este es el parecer del presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass, quien considera que probablemente se produzca mayor desaceleración si otros países también entran en recesión, afectando mucho a más a los mercados emergentes y economías en desarrollo. 

Incluso, es posible que los aumentos de las tasas de interés no surtan todo el efecto deseado con respecto al objetivo, que es reducir la inflación. En el reporte citado al inicio se señala que estas medidas podrían dejar la tasa de inflación básica mundial en 5% en 2023, que es el doble del promedio sostenido durante el último quinquenio antes de la pandemia. 

Esto sin incluir el sector de energía, que es otro caso aparte. Además hay que sumar otros factores; por ejemplo, la confianza de los consumidores ha bajado de manera más pronunciada, en comparación a períodos previos a otras recesiones anteriores. 

Y para completar el panorama las tres economías más grandes están en desaceleración. Nos referimos a los Estados Unidos, la Zona Euro y China. Y aunque el PIB de cada uno ha crecido, no lo ha hecho al mismo ritmo de otros años. 

Por ejemplo, según un reciente reporte de Eurostat, el PIB conjunto de la Zona Euro moderó su crecimiento en el tercer trimestre (julio -septiembre) de 2022, con un 0,3%, por debajo del 0,8% que sostuvo durante el segundo trimestre (abril-junio) del mismo año.

Situaciones similares en el pasado han conducido a consecuencias como las que se prevén, o se temen. La recesión de 1982 es un claro ejemplo del riesgo que representa permitir que durante mucho tiempo se mantenga una inflación elevada, junto con un crecimiento débil. 

Precisamente, esta crisis mundial del año 82 coincidió con una baja tasa de crecimiento en las economías en desarrollo; de hecho, fue la segunda más baja durante los últimos cincuenta años, solo superada por la del 2020, el año de plena expansión del COVID-19. 

Bajo estas circunstancias, y basándose en el conocimiento de esas situaciones anteriores, así como en el análisis de la evolución reciente, los expertos piensan que perfectamente podría entrar en una recesión la economía mundial en el año 2023

Medidas para paliar la crisis

Para reducir la inflación a niveles más moderados y mantenerla controlada, los bancos centrales deberán aumentar las tasas de interés, por lo menos en 2% más, según se prevé. De hecho, el presidente de la Reserva Federal Estadounidense ya anunció que se aplicará otra ronda de aumentos durante el 2023, cuya magnitud dependerá de las condiciones económicas que se observen. 

Pero, ya hemos visto que esto puede ser un arma de doble filo, al tener un impacto en el crecimiento del PIB mundial, agudizándose la desaceleración. Entonces, ¿hay otras alternativas? Y de haberlas, ¿cuáles serían? 

Según el informe del Banco Mundial citado inicialmente, se debería trasladar el foco de atención hacia el aumento de la producción, en lugar de propiciar la reducción del consumo. 

Esto ayudaría a un crecimiento más rápido y sostenido y una mayor estabilidad monetaria, alcanzando la meta de una inflación baja o controlada y una reducción de la pobreza. Por consiguiente, deben formularse políticas que estimulen la inversión.

Y si bien se considera que hay que realizar esfuerzos por controlar la inflación, esto se puede hacer sin provocar situaciones que lleven a una recesión. Por supuesto, se requiere de la actuación coordinada de bancos centrales y autoridades fiscales.

Por último, en el informe del Banco Mundial se señalan otras medidas que se pueden adoptar, para impulsar el crecimiento. Entre estas se mencionan: aumentar la oferta de productos básicos (energía, alimentos), así como la participación de la fuerza laboral, disminuir las presiones sobre los precios y fortalecer las redes de comercio. 

Esperamos que estas sugerencias lleguen a quienes son responsables de las tomas de decisión, que se actúe a tiempo y que, en lugar de recesión, la economía mundial en el 2023 tenga un gran crecimiento.

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