Distintos portales de noticias han reseñado que cada vez hay más hogares alemanes en los que se recurre a la leña para la calefacción, pese a que esto puede traer consecuencias para la salud y el ya deteriorado medio ambiente. Pero, este es parte del panorama que se avizora en Europa en invierno, sin el gas ruso. Veamos más detalles.
¿Qué tan importante es el gas ruso?
Según el informe Statistical Review of World Energy, publicado por British Pretoleum (BP), el primer productor de gas en el mundo son los Estados Unidos con 934 mil millones de metros cúbicos (23,1% del total mundial). Rusia se encuentra en segundo lugar, con 701 mil millones de metros cúbicos, que equivale al 17,4%.
Pero, aquí vienen otras cifras muy importantes: Rusia ocupa el primer puesto en reservas de gas con 38 billones de metros cúbicos (tcm), cerca del 20% del total de las existencias mundiales probadas; seguido de Irán con 32 tcm.
Ahora bien, Estados Unidos también es líder mundial en consumo de gas natural, con 846 mil millones de metros cúbicos. O sea, prácticamente gasta lo que produce. En tanto que el consumo de Rusia es de “solo” 445 mil millones, quedando un excedente que, por supuesto, exporta.
Esto lo convierte en el mayor vendedor de gas del planeta, y su mejor cliente es la Unión Europea: depende de Rusia para el 40% de su gas natural, así como para el 27% de las importaciones de petróleo y el 46% del carbón.
En un informe preparado por la EIA (Energy Information Administration) se revela que Europa es el destino del 72% de las exportaciones de gas de Rusia, destacándose Alemania (con 16%), Italia (12%), Francia (8%), Países Bajos (5%), Austria (5%), Polonia (4%) y Reino Unido (4%).
Guerra, energía y precios
A poco de iniciar la guerra, en febrero de 2022, Biden prohibió las importaciones de petróleo, gas y carbón rusos. Esta medida fue apoyada por el Reino Unido, entrando en efecto a finales de este mismo año.
A su vez, el Consejo Europeo instó a los países miembros a ahorrar gas y a almacenarlo para un invierno que ya ha comenzado, comprometiéndose a reducir el consumo de este combustible en un 15%, durante un plazo de unos seis meses (agosto 2022 a marzo 2023).
Por su parte, en respuesta a las sanciones internacionales, impuestas como represalia por la invasión a Ucrania, Rusia comenzó a recortar el suministro de gas a Europa. Por ejemplo, en septiembre, la empresa estatal rusa Gazprom anunció que reduciría el flujo del gasoducto Nord Stream 1, que surte hacia Alemania.
Luego, se suspendió el suministro a Polonia y Bulgaria, debido a que estos países se negaron a pagar el gas en rublos. Por cierto, el precio de este y otros combustibles ha aumentado en toda Europa, lo que incidió en una subida de los servicios de electricidad. En Reino Unido este aumento alcanzó hasta un 80%.
Alternativas a la calefacción de gas
Por todo esto, el invierno en Europa, sin el gas ruso, será más frío. Se prevé que en Alemania el déficit de gas natural será de un 30 %. Esto ha obligado a adoptar diversas medidas, que incluyen racionamiento y redistribución, y regulación de los termostatos (de 22 a 17 grados), entre otras medidas.
Y es que, además de usarse para generar electricidad (15%) y en la industria (20%), el gas natural es el principal combustible para calentar los hogares de la Unión Europea. Se estima que el 40% se destina a este fin. Es decir, casi la mitad de los 450 millones de habitantes de la Unión usan o usaban calefacción de gas.
Pero, en este invierno en Europa, sin el gas ruso, algunas cosas han comenzado a cambiar. En Alemania, uno de los países más dependientes, y por tanto más afectados, las personas han decidido dotar sus hogares con calefacción eléctrica. A lo largo de 2022, se han vendido casi un millón de estos aparatos, según datos del portal Deutsche Welle.
Ahora bien, esta alternativa tiene sus desventajas, en comparación con el gas. En primer lugar, el gas es más eficiente: produce más calor con menos energía. Luego, se incrementará el consumo de electricidad, y dado que la tarifa aumentó, el costo de la factura puede llegar a ser exorbitante.
Además, en caso de un apagón, el equipo eléctrico dejará de funcionar. Incluso, cuando hay muchos dispositivos de este tipo encendidos al mismo tiempo, podría haber una subida de tensión, recargando el sistema y provocando fallas.
Por otra parte, debido al temor que ocasiona la eventual escasez de gas, algunos hogares alemanes han dado un salto al pasado, recurriendo a los sistemas tradicionales de leña para calefacción, lo que puede tener consecuencias para la salud (alergias y enfermedades respiratorias), así como impacto al medioambiente (más contaminación).
La solución no es fácil. Hay pros y hay contras. Pero, nadie quiere morir congelado. Y el invierno ya ha llegado a Europa; el gas ruso se ha ido, o se está yendo, poco a poco. Por lo pronto, no se avizora solución al conflicto en Ucrania, que tantas consecuencias ha traído, incluso para los no involucrados directamente.
¿Sobrevivirá Europa al invierno sin el gas ruso?
El ser humano logró sobrevivir a la edad de hielo, en condiciones aún más difíciles que las actuales. Europa pasará el invierno sin una parte del gas ruso, pero tiene alternativas. No obstante, es posible que el frío cobre sus víctimas, sobre todo entre los sectores más desposeídos, tal como ya se lee en las noticias.
Aún la ruptura de Europa con el gas ruso no es total. Pero podría serlo, después que pase el invierno. Desde ya se anuncian medidas para lograr la independencia energética con respecto a Moscú, antes de 2030.
La Unión Europea considera una reducción de las dos terceras partes de la demanda de gas de Rusia, ya que sienten que no pueden confiar en un proveedor que los amenaza. Por otra parte, el conflicto en Ucrania ha subrayado la necesidad de acelerar el uso de fuentes alternativas para producir calor y electricidad, lo cual ayudaría a reducir el consumo de gas y petróleo importados.Así que, a la larga, tal vez el conflicto traiga algo bueno: energías limpias para descontaminar nuestro maltratado planeta.