A día de hoy los inversores se enfrentan a la disyuntiva de qué activo es más seguro y rentable para invertir, aparte de los activos como acciones en empresas reconocidas, bonos y similares, hay dos que destacan por sus similitudes y que atraen de manera similar. La inversión tradicional en Oro y la inversión digital en Bitcoin.
Generalmente los inversores jóvenes y con espíritu innovador se decantan por la inversión digital (Bitcoin), mientras los inversores veteranos siguen confiando en la inversión tradicional (Oro), si observamos detenidamente encontraremos similitudes y diferencias que nos permitan tomar una decisión.
Entre las similitudes de ambas encontramos:
–Sin flujos de caja: Tanto el Bitcoin como el Oro y a diferencia de otros activos, en su mayoría no tienen ingresos, ganancias o flujos de efectivo subyacentes. Veamos, al invertir en acciones de una compañía (digamos Apple o Exxon), compramos parte de una empresa real, que produce y comercializa productos reales y tangibles. Como inversionistas, tenemos derecho a la parte justa de estos activos, sus flujos de efectivo y los dividendos correspondientes, y cualquier crecimiento de ambos. Pueden variar dependiendo del comportamiento del mercado, pero tenemos derecho sobre esta parte igualmente. Similar al comprar bonos, sean públicos o de una compañía, tenemos derecho sobre una parte de pago de intereses y capital. Mayores o menores según se comporten.
Estos flujos de caja subyacentes aumentan directamente la rentabilidad de los accionistas y también reducen el riesgo. Aunque los mercados de valores y el sentimiento de los inversores pueden ser bastante volubles, generalmente es una inversión tan razonable como rentable.
Por el contrario, al comprar Oro, tenemos derecho a la porción de Oro comprada y nada más. El oro no genera flujos de efectivo, dividendos, pagos de cupones y no crece ni se multiplica. Igualmente al comprar Bitcoin tenemos derecho a la cantidad comprada y a nada más. La falta de flujos de efectivo subyacentes aumenta enormemente el riesgo y la incertidumbre, y es un factor negativo significativo tanto para Bitcoin como para el Oro. Algunos analistas argumentan que la falta de valor subyacente significa que estos activos, principalmente Bitcoin, no tienen valor intrínseco. Aunque la falta de flujos de caja subyacentes es un negativo significativo para ambos activos, no necesariamente significa que los activos no tengan valor. Ambos valen algo y han valido algo desde hace bastante tiempo, por lo que llegar a cero parece increíblemente improbable.
–Valoración poco clara: Es razonablemente fácil analizar los fundamentos de la mayoría de las clases de activos. Por ejemplo al valorar un bono, como inversores podemos observar su rendimiento, calificación crediticia, valor nominal / de mercado y otras características fundamentales. Es posible incluso identificar bonos infravalorados, invertir en ellos y recibir rendimientos que superan al mercado. Las acciones son similares a los bonos en este aspecto, aunque más dependientes del sentimiento y la valoración del mercado que los bonos. Al valorar Bitcoin o el Oro, es complicado acudir a estas métricas simples, aunque podemos observar métricas más específicas, más vagas, menos informativas como entradas y salidas, sentimiento de los inversores, datos demográficos, entre otros. En la práctica, el valor y la valoración de Bitcoin y el Oro es muy incierto y, en cierto modo, está desligado de todos y cada uno de los fundamentos. La valoración de Bitcoin es más complicada que la del oro, ya que la criptomoneda carece de aplicaciones significativas del mundo real o pares no digitales. Estos problemas de valoración complican el análisis de ambas clases de activos y aumentan el riesgo del inversor.
Hablando de las diferencias podemos notar las siguientes:
–Propiedades intrínsecas: El Oro es un producto físico real que tiene claras aplicaciones industriales y de consumo y se utiliza en variedad de productos como joyería y electrónica. Bitcoin es un activo digital o criptomoneda que se puede utilizar para realizar pagos y otras transacciones financieras. Aunque ambos activos dependen en gran medida del sentimiento de los inversores para sus precios y valoraciones, el Oro tiene fundamentos más sólidos que Bitcoin. El precio y la valoración del Oro están en última instancia algo ligados a sus aplicaciones del mundo real. Es muy poco probable que el precio del Oro se derrumbe a cero, o cerca de cero, durante un tiempo significativo. Puesto que los precios del Oro inusualmente bajos deberían estimular la demanda de los consumidores, las empresas y la industria, lo que en última instancia conduciría a una recuperación en el precio del mismo. En cambio Bitcoin, al ser un activo digital sin presencia física de aplicación en el mundo real podría colapsar a cero o cerca de cero. Bitcoin valía 0.10 centavos en 2010 y podría fácilmente valer 0.10 centavos en 2030, aunque es extremadamente improbable. Aún así los bajos precios de Bitcoin son una posibilidad y fueron una realidad durante años. Como vemos el Oro siempre ha sido un metal caro que conserva su valor relativamente bien y nunca cotiza por debajo de ciertos límites bajos. Los fundamentos más sólidos del Oro son un beneficio significativo para el activo y su ventaja más importante en relación con Bitcoin.
–Popularidad: Debido a su largo historial de rendimiento, fundamentos comparativamente sólidos y su eficacia probada como cobertura de inflación el Oro sigue siendo un activo de inversión tremendante popular, sobre todo en inversores más veteranos, después de todo el oro fue el activo que se mantuvo mejor durante los períodos anteriores de turbulencia del mercado.
Bitcoin es una inversión mucho más atractiva para inversores jóvenes y con ganas de innovar, a pesar del riesgo. Y es claro ver por qué. Es un activo con el que están lo suficientemente familiarizados, del cual en general tienen una opinión positiva (a diferencia de inversores más veteranos, que siguen confiando en el Oro y ven con desconfianza el Bitcoin), y planean seguir invirtiendo en digital a pesar de que ciertas condiciones y elementos llegan a generar nerviosismo.
Aunque la disyuntiva sigue, por ahora y por las características intrínsecas de cada activo, parece seguir ganando la inversión tradicional en Oro. Si algo nos enseñó la reciente pandemia de COVID-19 fue que ante la inestabilidad la gente va a decantarse por invertir en activos seguros. Algunos apuestan al Bitcoin pero la mayoría se inclina por el Oro, ya que la inversión en Bitcoin luce más arriesgada y altamente especulativa.
Según un informe publicado, Finbold remarcó que el rendimiento del metal precioso generó mayores ganancias que el registrado por la moneda digital en los principales mercados en lo que va del 2022. Detallan que el retorno sobre la inversión mostrado por Bitcoin en lo que va del año se encuentra aproximadamente un 40% por debajo del registrado por el oro, según sus principales cotizaciones en el mundo, siendo superado incluso por otros metales preciosos como el Platino, que presentó ganancias de hasta el 39,4% en el mismo período.
A pesar de que inversores entusiastas del ecosistema como Anthony Scaramucci, Robert Kiyosaki, Mark Cuban, Bill Miller o Michael Saylor califican al Bitcoin como Oro Digital, al tratarse de un bien mucho más accesible, con escasez programada, fácilmente portable y cuyo potencial como reserva de valor está garantizado en múltiples propiedades, las criptomonedas no están teniendo su mejor año, este 2022, con un derrumbe que arrastra al mercado desde principios de año y en vísperas de lo que muchos llaman el «criptoinvierno» donde se vislumbra una recuperación a corto plazo. Por lo cual a día de hoy, salvo inversionistas más jóvenes y arriesgados, el Bitcoin no es percibido como un refugio financiero totalmente seguro.
Sin embargo, el mercado financiero evoluciona y se adapta. A medida que inversores más veteranos se vayan retirando y los jóvenes se vayan haciendo veteranos podríamos observar un cambio en este panorama.