El conflicto que tiene lugar en Ucrania, debido a la invasión rusa, ha traído múltiples problemas, no solo para el mencionado país, sino para otros más en el resto de Europa. Sin embargo, la vecina nación de Georgia crece un 10%, pese a la guerra. A continuación los detalles.
Algunos datos de Georgia
Georgia fue una de las repúblicas que formó parte de la hoy desaparecida Unión Soviética, junto con las dos naciones involucradas en el conflicto (Rusia y Ucrania) y otras más: Lituania, Letonia, Estonia, Armenia, Belarus, etc.
Este pequeño país, cuya capital es Tbilisi o Tiflis, mide poco menos de 70.000 kilómetros cuadrados y tiene cerca de 4 millones de habitantes; aunque esta última cifra puede haber variado un poco por las migraciones producto de la guerra, como veremos luego.
Georgia está entre los dos continentes: Europa y Asia. Tiene fronteras con Ucrania, Rusia, Turquía y Armenia. Y cuenta con salida hacia el Mar Negro, lo que se considera una posición estratégica.
Su economía depende de algunos productos mineros (manganeso y cobre, principalmente), cultivos (cítricos, té y uvas) y una pequeña industria. El turismo es su fuerte, ya que recibe hasta 5 millones de visitantes al año.
En cuanto a sus necesidades, se puede decir que es baja su producción de energía, importando gas natural y petróleo; su única fuente importante es la hidroeléctrica. También cuenta con buenas posibilidades de desarrollo en el transporte marítimo; pero presenta ciertos problemas con el contrabando, según señala un reporte de UNICRI.
El PIB de Georgia estaba estimado en 18.700 millones USD para el año 2021. Aunque ha aumentado notablemente, hasta 10%, desde que comenzó la invasión a Ucrania. Veamos a qué se debe esto.
¿Por qué Georgia crece un 10%, pese a la guerra?
Buena parte de Europa se ha visto afectada, de una forma u otra, por el conflicto armado actual, tanto por el interrumpido suministro de gas y petróleo rusos, como por la baja en los productos agrícolas ucranianos: girasol, maíz, trigo, cebada y otros cereales.
Sin embargo, hay quienes han salido beneficiados, como Georgia, que crece un 10%, pese a la guerra, tal como se señaló, convirtiendo la crisis en oportunidades. Y si bien es cierto que, luego de la implementación de fuertes políticas para combatir problemas como la evasión fiscal, este país venía mejorando, su crecimiento anual aún era de 5%.
Ahora bien, desde el inicio de las hostilidades la moneda de Georgia, el lari, mostró un fuerte aumento, pasando de 3,4 por USD en marzo a 2,6, que fue el precio con el que cerró el año 2022.
El salto en la economía experimentado por el pequeño país a orillas del Mar Negro se debe, entre otras cosas, a que ha recibido una oleada sin precedentes de inmigrantes rusos, lo que a su vez ha significado un aumento de flujo de capital.
Se piensa que unos 100.000 ciudadanos rusos pueden haber migrado a Georgia. Y aunque el desplazamiento había sido constante a lo largo de la guerra, recientemente hubo un repunte, luego de que el presidente Putin anunciara un reclutamiento obligatorio.
Claro, no necesariamente significa que todos vayan a quedarse. Las políticas del país al respecto son flexibles, y no exigen que la persona explique si viene de vacaciones o a se va a quedar. De hecho, se puede vivir y trabajar por un año, sin requerir mayores trámites legales.
Lo importante es que, según expertos del Centro de Investigación en Políticas Macroeconómicas de la Universidad Estatal de Tbilisi, se estima que esta migración ha significado un inyección que alcanza los 1.400 millones USD, tan solo en los primeros diez meses de 2022.
En el mismo orden de ideas, se señala que ya hay muchos ciudadanos rusos registrando empresas: cerca de 9.500 firmas en los primeros nueve meses de 2022, lo que equivale a 10 veces más que a lo largo de 2021.
Lo bueno y lo malo
Tal como sucede con los grandes movimientos migratorios, todo se ha trastocado, en este caso para bien de algunos. Por ejemplo, en la capital Tbilisi la alta demanda de inmuebles para alquiler ha elevado los precios, lo cual es ganancia para los propietarios, pero no tanto para los nativos del país.
Y esto es algo que no solo se observa en los inmuebles. Al respecto, de acuerdo con las cifras del Fondo Monetario Internacional, la inflación anual acumulada en Georgia, para el mes de noviembre de 2022, era de 10,1%.
Por otra parte, se piensa que pudiera tratarse de un boom pasajero, y que el actual crecimiento se desacelere en este año 2023, que apenas inicia. De hecho, en las proyecciones del FMI se estima que el crecimiento de Georgia volverá a estar cerca de su nivel habitual antes de la guerra, que era 5%.
Otra duda que persiste es que todas esas inversiones y empresas tal vez podrían ser de capitales golondrina. En este orden de ideas, no se sabe cuánto tiempo permanecerán los inmigrantes ni lo que sucedería si hay un retorno en masa de los mismos.
Adicionalmente subsisten algunos temores relacionados no solo con lo económico, sino con lo social y político, pero que definitivamente pueden repercutir en el bolsillo de los ciudadanos.
Por ejemplo, se piensa que pueden aparecer tensiones sociales, dados los conflictos previos con Rusia. En tal sentido, no se descarta que surjan también algunos brotes de xenofobia.
Asimismo, algunas personas temen que todo esto pueda suscitar alguna clase de represalias de parte de la gigante Rusia, con quien Georgia ya tuvo un enfrentamiento armado en el año 2008, por causa de las regiones de Abjasia y Osetia del Sur.
Por lo pronto, Georgia ha sabido convertir las crisis en oportunidades, disfrutando de una primavera adelantada, ya que aún soplan los buenos vientos que vienen desde su gran vecino del norte. Vientos que se traducen en unas cuantas inversiones que han insuflado un gran dinamismo a la economía del pequeño país de Eurasia.